«El profesor ideal para este
nuevo siglo tendrá que ser capaz de enseñar la aritmética del corazón y la
gramática de las relaciones sociales. Si la escuela y la administración asumen
este reto, la convivencia en este milenio puede ser más fácil para todos y
nuestro corazón no sufrirá más de lo necesario».
Natalio Extremera y Pablo Fernández-Berrocal
(2002:374)
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